E-SWAT: Cyber Police





Una de las primeras máquinas recreativas a las que jugué, y la primera a la que me enfrenté en solitario. Hasta ese momento siempre que había ido a jugar a alguna máquina había sido con amigos.
La historia es que estando en el colegio mis padres me habían apuntado a mediodía a una academia de inglés. Así que al salir del cole me iba solo para la academia. Yendo hacia la misma pasé por un bar y desde la calle se veía una máquina arcade que tenían; me llamó la atención porque parecía de disparos y se veía una especie de personaje de corte futurístico.
Durante la clase no pude evitar estar preguntándome cómo sería aquel juego y pensé en, ¡por qué no! a la vuelta, podía echar una moneda de 5 duros para averiguarlo. Y así fue, en el camino de regreso a casa hice una pequeña parada.
Cuando abrí la puerta del bar todo el mundo dentro se quedó callado, creando un silencio incómodo, y me miraban con caras de estar pensando: "Y este crío ¿dónde va?". Me puse algo nervioso pensando -"No debería haber entrado"-, pero el caso es que una vez que me encaminé a la máquina y eché la moneda, la parroquia congregada en aquel local volvió a sus quehaceres sin prestarme demasiada atención.





Una vez que comenzó la partida a este 'E-SWAT: Cyber Police, el juego me gustó al instante. Su mecánica era sencilla (muy del estilo del 'Shinobi' y el 'Shadow Dancer', aunque por entonces yo no conocía ninguno de ellos). De inicio no contábamos con el cyber-traje (ala Robocop), sino que eramos un policía normal que teníamos que capturar a tres objetivos por las calles a modo de misiones de entrenamiento. Con algo de vergüenza he de confesar que en esa primera partida no conseguí superar ni ese entrenamiento.

De vez en cuando a la vuelta de la academia volvía a jugar a la máquina, en el bar se acostumbraron algo más a mi presencia, y cuando conseguí pasarme las tres primeras misiones fue todo un acontecimiento. Con esa "hazaña" conseguí el traje de cyber-policía y el juego se volvió para mí todavía más interesante. Tampoco es que llegase muy lejos, lo máximo fue una especie de barrio chino, en el que te enfrentabas a un tigre y algo después a un oso, pero de ahí ya no logré pasar.

Ya no volví a ver esa máquina en ningún sitio, ni en bares ni en salones recreativos, y creo que con el paso del tiempo ha quedado injustamente como uno de esos videojuegos desconocidos para el gran público. Lo cierto es que viéndolo ahora, sin impresionar tanto, he de decir que puede seguir dando unos buenos ratos de entretenimiento a cualquiera que lo quiera probar mediante un emulador MAME, y sin necesidad de entrar en un bar! :)



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