Devil May Cry 3: Special Edition





Con el buen recuerdo que me dejó la primera parte y sin haber jugado a la segunda, me fui a por esta edición especial del cierre de la trilogía en PS2.

No me decepcionó en absoluto, es más, era justo lo que esperaba: luchas y acción a tope pero mucho más espectacular que lo visto con anterioridad. DMC3 es uno de los 'machacabotones' más frenéticos a los que me he enfrentado, y también de los más desesperantes en cuanto a dificultad.

La trama nos sitúa en hechos acontecidos antes de DMC1, vamos eso que tanto gusta hacer ahora, una precuela. Así pues veremos el origen de personajes como Vergil o Mary (Lady en este juego).
En el desarrollo ascenderemos por una torre que sirve de vínculo entre el mundo de los humanos y el de los demonios. Por supuesto dicha torre está llena de peligros y de enemigos finales. Para ayudarnos en tan ardua misión contaremos con las armas clásicas de la saga, como la espada de Sparda y las pistolas, pero también con unos nunchakus, unas espadas dobles con el poder del viento y del fuego, unos guantaletes y hasta una guitarra eléctrica (!).

En el apartado técnico destacaría los gráficos y la fluidez con la que se mueven todos los personajes hasta en las escenas de lucha más saturadas por número de enemigos en pantalla. La banda sonora tampoco se queda atrás y en general los efectos de sonido suenan de manera contundente.

Las características especiales de esta edición, como poder jugar con Vergil en lugar de con Dante, o el modo de supervivencia "Bloody Palace", eran interesantes a priori, pero la verdad es que no les hice demasiado caso. El juego principal era demasiado absorbente como para ceder el protagonismo a elementos secundarios.

Uno de los mejores juegos de acción para PS2 por excelencia.



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