Super Sprint





Mítico arcade de Atari, de los que tenía su propia máquina con tres volantes, que resultaba de lo más llamativa. Y es que por el año que se publicó (1986) no era nada habitual presenciar tales despliegues en los salones recreativos. Y doy fé que aguantó años, porque a principios de los 90 yo todavía la encontré en unos recreativos.



Era el típico concepto de juego de coches que se desarrolla en una sola pantalla en la que visualizamos todo el circuito, (sin scroll, por lo tanto). El tamaño de los coches era pequeño pero estaban bien definidos, así como los colores escogidos para el asfalto.

Una cosa que me gustaba era la sensación de suavidad con la que se movían los diminutos autos por el circuito, y como daban la sensación de que bajaban o subían incluso por los desniveles que este presentaba.
La dificultad radicaba más en el control, ya que los rivales controlados por la IA iban como por raíles y no chocaban como nosotros. En nuestro caso un coche leve nos provocaba desviarnos o darnos la vuelta, en el mejor de los casos o estrellarnos, haciendo explotar el coche, y tener que esperar a que pasase un helicóptero para volver a aparecer, en el peor de ellos.



La variedad de los circuitos era su punto flaco, ya que solo disponía de 8, algunos con detalles llamativos, como uno (mi favorito), con un puente por el que había que saltar.
Una vez que los completabas se volvían a repetir en bucle añadiendo pequeños detalles que aumentaban su dificultad, como manchas de grasa sobre las que resbalábamos, pequeños tornados que nos hacían girar de improviso, etc.
Cuenta la leyenda (porque es algo que nunca llegué a ver) que si completabas 85 carreras seguidas ganadas, aparecía un nuevo circuito que era el final del juego.

Como legado a juegos que inspiró me quedo sin duda con el 'Super Off Road' (curiosamente la máquina por el que lo sustituyeron en los salones recreativos donde vi el Super Sprint por primera y única vez).



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