Volante Speedster 3 Forceshock & WRC2
Llevaba tiempo con ganas de hacerme con un volante para jugar a los juegos de coches, quizás desde aquellos tiempos de la máquina recreativa del Out Run. Pero no fue hasta tener la PS2 cuando me lo empecé a plantear más en serio. También tuvo gran culpa de ello la casualidad y es que cuando fui a una tienda de videojuegos a por el Soul Calibur 2, vi el volante Speedster 3, del que había leído buenas opiniones, y lo tenían súper rebajado, así que me lo acabé llevando a casa por mucho menos de lo que me pensé que me costaría comprarme uno.
Las características de este volante que destacaría más fueron:
-Tenía un soporte para poder apoyarlo en las rodillas y poder jugar cómodamente sentado en el sillón. También tenía otro soporte opcional con el que poder anclarlo a una mesa.
-Sus motores de vibración tanto para transmitir las irregularidades de la pista como para realizar el force feedback, así como los pedales de aceleración y freno contribuían a una conducción más realista.
-Configurable 100% y con un cuadro de mandos completo. Incluso venían uta tabla con una relación de juegos con todos los valores de los parámetros de configuración propuestos para sacarle el mayor partido en cada caso.
En conjunto creo que fue una buena compra, los materiales con los que estaba hecho parecían sólidos y ergonómicos a la vez... ahora solo quedaba probarlo en acción con algún juego con el que poderlo exprimir al máximo.
World Rally Championship II Extreme
El popular juego de rallies del campeonato oficial era sin duda uno de los mejores candidatos para experimentar todo un test de conducción.
Esto estaba implementado sobradamente bien desde las pistas de tierra de Grecia donde el volante vibraba casi continuamente por las irregularidades del terreno hasta las nevadas carreteras del rally de Suecia donde se notaba que iba mucho más suelto, siendo esto totalmente realista.
Al principio costaba acostumbrarse al uso del volante habituado a jugar con el mando (muchísimo más fácil), y cosas tan sencillas como tomar una curva y luego hacer que el coche fuese nuevamente recto eran de lo más complicadas y muchas veces ibas virando de un lado a otro hasta estrellarte.
Con mucha práctica y dedicación conseguí hacerme a él y ya el mero hecho de derrapar en una curva de horquilla y salir indemne y acelerando a tope era una gozada.
Y por supuesto, tras cada carrera teníamos la repetición desde múltiples cámaras para poder recrearnos en nuestra manera de conducir, y ya de paso descansar un poco. Porque eso sí, jugar con el volante durante unas horas y más en este juego que no te daba un respiro entre tanta curva, podía ser de lo más estresante y agotador para los brazos.
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