Castlevania: Bloodlines
En 1994 la Mega Drive de Sega vivió uno de sus últimos grandes años. Ya no era solo la competencia con la Super Nintendo sino también se avecinaba un cambio de ciclo que enterraría las consolas de 16 bits pese a los intentos que había hecho Sega por adaptarla a los nuevos tiempos con el Mega CD.
Precisamente en este año se publicó un título que hasta entonces había sido patrimonio casi exclusivo de Nintendo, como fue Castlevania: Bloodlines, también conocido por Castlevania: The New Generation en Europa por la censura de que la palabra 'Sangre' apareciese en el título.
Para los aficionados a la saga este es otro capítulo imprescindible ya que cuenta con todos los elementos que lo han hecho característico: acción con elementos de plataformas y de vídeo-aventura en entorno propio de películas de terror y Drácula como mayor enemigo y una música inolvidable.
La novedad más interesante es la posibilidad de elegir entre dos personajes: Jonh Morris, armado con el clásico látigo, o Eric Lecarde, que curiosamente era español, de Segovia y maestro lancero cuyo gran amor fue convertida en vampiro y desea vengarse.
Dependiendo de esta elección de personaje, el curso de la aventura variaba ya que mientras el primero podía engancharse con el látigo para poder pasar algunas zonas el segundo debía usar la lanza en plan pértiga lo que nos daba acceso a otras zonas distintas.
Toda una suerte para los usuarios de Mega Drive poder disfrutar de una de las sagas más míticas de la historia de los videojuegos.
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