El Genio de Šibenik
Eran las Navidades del 1987, cuando mi tío, un entusiasta del baloncesto, nos dijo a mi padre, a mi primo y a mi si queríamos ir a ver un partido amistoso entre la Cibona de Zagreb y el Juver de Murcia. En principio, salvo la novedad de la entidad del equipo extranjero nada demasiado destacable, pero ya nos anticipó que en el equipo yugoslavo jugaba un jugador extraordinario. Se llamaba Drazen Petrovic.
Llegamos al pabellón y ya a la entrada nos repartieron un panfleto en el que se destacaba su biografía, sus míticas actuaciones y además se aventuraba un interés en firme del Real Madrid sobre él, que se acabaría materializando con su fichaje por este club en la siguiente temporada.
Ya desde el calentamiento me llamó la atención que no falló ni un solo tiro. Tenía una mecánica absolutamente perfecta, fruto sin duda de incontables horas de entrenamiento. Durante el partido me maravilló su depurada técnica, sus movimientos botando el balón, con ese "combo" entre las piernas y por atrás para descolocar totalmente al defensor y después lanzar cómodamente a tabla, algo que también le vi posteriormente a su primo 2º, el también grande Dejan Bodiroga.
Años después llegarían sus éxitos con Yugoslavia y Croacia a nivel de selecciones (plantándole cara al Dream Team (el verdadero y el mejor que ha habido) en la final de Barcelona'92). Y a nivel de clubs logró una copa del Rey y una Recopa con el Real Madrid.
Tras una temporada allí, pasó a la NBA donde no contó para Portland, pero sí para los New Jersey Nets donde por fin empezó a destacar en la mejor liga del mundo.
Trágicamente toda su carrera y su vida se truncó en un accidente de tráfico en las carreteras alemanas en el verano de 1993.
Todavía hoy en día puedo cerrar los ojos y lo veo ahí encestando triples en aquel pabellón de tierras murcianas, sintiendo estar en presencia del mejor jugador europeo de todos los tiempos.
Y para finalizar, una foto, por cortesía de mi primo :), de la camiseta conmemorativa de aquél partido:
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